BIENVENIDOS MONSTRUOS DE TODOS LOS LUGARES...


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BIENVENIDOS MONSTRUOS DE TODOS LOS LUGARES...

La intencion de este blog es poder dar salida al monstruo, o miedos, que todos llevamos dentro, y que en ocasiones excepcionales
sacamos de nuestro interior, para bien o para mal, según la situacion que haya provocado su liberación.
Espero poder dar este espacio a mi monstruo y poder dedicarle, el tiempo, el reconocimiento y la comprensión que se merece por formar parte de mi y de todo lo que yo soy.

viernes, 27 de mayo de 2011

"LA VIDA HA TERMINADO. AHORA EMPIEZA LA SUPERVIVENCIA".

  

Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos

Nota:
El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Washington. A cambio, promete crear una "reservación" para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855.

El Gran Jefe Blanco de Washington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. 

Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.

¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? 

Esa es para nosotros una idea extraña.

Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos? 

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja.

Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros.

Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Washington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres.

Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados.

Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas.

Tal vez sea porque soy un  salvaje y no comprendo.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?

Yo soy un hombre piel roja y no comprendo.

El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumada por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.

¿Qué es el hombre sin los animales?

Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. 

Hay una unión en todo.

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. 

Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra.

Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. 

Esto es lo que sabemos: todas las cosas están relacionadas como la sangre que une una familia.

Hay una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra.

El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador.

Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.

Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.

¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.

La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.

FIN


sábado, 21 de mayo de 2011

"LEYENDA SIOUX"


Hace mucho tiempo cuando el mundo era joven, un viejo líder espiritual Lakota estaba en una montaña alta y tuvo una visión. En esta visión Iktomi, el gran maestro bromista de la sabiduría apareció en la forma de una araña. Iktomi le hablo en un lenguaje sagrado, que solo los líderes espirituales de los Lakotas podían entender. Mientras le hablaba Iktomi, la araña tomo un aro de sauce, el de mayor edad, también tenía plumas, pelo de caballo, cuentas y ofrendas y empezó a tejer una telaraña. Él habla con el anciano acerca de los círculos de la vida, de cómo empezamos la vida como bebes y crecemos a la niñez y después a la edad adulta, finalmente nosotros vamos a la ancianidad, donde nosotros debemos ser cuidadosos como cuando éramos bebes completando el círculo. Pero Iktomi dijo mientras continuaba tejiendo su red, en cada tiempo de la vida hay muchas fuerzas, algunas buenas otras malas, si te encuentras en las buenas fuerzas ellas te guiaran en la dirección correcta. Pero si tú escuchas a las fuerzas malas, ellas te lastimaran y te guiaran en la dirección equivocada. El continuo, ahí hay muchas fuerzas y diferentes direcciones y pueden ayudar a interferir con la armonía de la naturaleza.
También con el gran espíritu y sus maravillosas enseñanzas. Mientras la araña hablaba continuaba entretejiendo su telaraña, empezando de afuera y trabajando hacia el centro. Cuando Iktomi termino de hablar, le dio al anciano Lakota, la red y le dijo: ve la telaraña es un círculo perfecto, pero en el centro hay un agujero, usa la telaraña para ayudarte a ti mismo y a tu gente, para alcanzar tus metas y hacer buen uso de las ideas de la gente, sueños y visiones.

(Leyenda Sioux)
Texto sacado del blog:
http://leyendas-paganas.blogspot.com

Como se puede ver, desde el amanecer de la Humanidad, han existido estos miedos, estos monstruos, estos sueños, que todos llevamos dentro, hemos inventado, historias, mitos o leyendas, dando rienda suelta a la imaginación, para dar alguna explicación a lo que desconocemos, o aquello que no se puede explicar por medio de la razón.
Para protegernos o fingir estarlo, y estar más seguros de nosotros mismos, pero creo que no es suficiente... 

José Manuel.



sábado, 14 de mayo de 2011

"TODOS SOMOS EL MONSTRUO"



El drama del horror ha terminado.
De que puede servir que ahora pida perdón.
Estoy con la muerte, su frío ha llegado.
¿No puedes contestarme? ¡Maldito señor!
Mi vida fue hecha para llenarse de amor.
Pero fui empujado al odio y la destrucción.
Paz y amistad, todo me fue negado.
Ver tu injusticia me quema el corazón.

¡Jamás remordimientos!
¡Jamás veré el sol!
¡Jamás pensamientos!
¡Jamás ilusión!

Queda en mi recuerdo, odio y repulsión.
¿Sabes cómo sufría al causar tanto dolor?
No espero despertar en nadie compasión.
Siempre estuve solo con tu maldición.

Enciende la pira donde arderá mi cuerpo.
Luz y pensamientos desaparecerán.
Descansaré en paz cuando ya esté muerto
Adiós, te dejo. Es el final.

¡Jamás remordimientos!
¡Jamás veré el sol!
¡Jamás pensamientos!
¡Jamás ilusión!


Letra de la canción "Frankenstein", del grupo de rock "Los Suaves"




lunes, 9 de mayo de 2011

“PENSAMIENTOS”.


 ¿QUIÉN SOY?
¿Quién puede responder a esta cuestión? ¿Quién sabe realmente, quien es uno mismo?
Un filosofo dijo “yo soy yo y mis circunstancias”. No seré yo quien le quite la razón, sus motivos tendría para manifestarse de aquella manera y bien es cierto que son las circunstancias y la realidad cotidiana del día a día, la convivencia con la gente que nos rodea, la que puede llegar a condicionar parte de nuestros actos, pensamientos y revoluciones internas. Hay quien dice, dale a un hombre un gran poder y veras quien realmente es.
Por eso a veces yo busco en mi “escondite”, no es nada fácil llegar a él, donde sólo se escucha el silencio que me permite la soledad inquebrantable de ese momento, no hay escusas, ni obligaciones, ni palabras,  ni pensamientos, no hay nada, allí no ha ido nadie, sólo yo y la nada ¡Cómo me gusta y que pocas veces tengo el privilegio de poder hacerlo! (Lo prometo, buscaré el tiempo para perderme más a menudo). Allí es donde puedes encontrarte a ti mismo, oírte, escucharte, manifestarte libremente. Hay quien lo llama conciencia, hay quien dice que es un acto de meditación, llámenlo como quieran, pero les recomiendo que un día traten de buscar su “escondite”, y disfrútenlo.
Yo desde mi “escondite” he descubierto esto a cerca de mí:
Me gustaría que la magia de la infancia no desapareciera nunca, ya que esa es la mejor etapa de la vida, cuando un simple palo se convertía en Tizona fiel o en Bucéfalo incansable quien sabe, según el momento.
Cuando estábamos llenos de rozaduras en las rodillas, cuando una descalabradura no era nada más que eso y no se le daba la mayor importancia, la emoción de cuando ganabas un güito o una canica o cuando perdías una chapa con la foto del ciclista del momento, cuando llevabas un bote a patadas desde tu casa a la puerta del colegio, de los partidos de futbol en cualquier parte y en cualquier momento, de los días de verano en “la isla” o en puente de la estación donde una rueda era el gran barco pirata que había que abordar, ¿Dónde quedó todo esto? ¡Cuánto lo echo de menos!
Luego de repente sobreviene el tiempo de la razón y del desarrollo del pensamiento y las dudas infinitas…
Y desde ese mismo conocimiento, que me robó mi infancia,  sé, que no me gustan los caminos, porque siempre te llevan a un sitio, me gusta andar a campo a través,  me gusta ir a mi aire, donde me lleve la suave brisa, porque si es el viento quien me empuja, me resisto, trato de no marcar mis huellas para que nadie me siga y ni yo pueda ver por dónde he pasado ya, así quizás, pueda volver a pasar.
Me gusta andar bajo la lluvia de la mañana, y nunca llevo paraguas.
Me gusta andar por las calles vacías y silenciosas.
Me interesa todo lo que se mueve y manifiesta a mí alrededor.
 Se escuchar pero no me gusta que me griten y me coman la cabeza.
 Se observar pero no juzgo nunca a nadie por lo que veo.
 He tenido y tengo miedos todavía, pero veo que cuanto más viejo me hago, más miedos se van disipando.
Sé que tuve una tremenda locura, que sólo alivió su suave ternura.
Sé que cada vez que caía, una mano amiga se tendía siempre para ayudarme a levantarme de nuevo, y nunca me pidió explicación alguna, y por otro lado,  se que de las grandes amistades, esas del corazón, que también siempre hay un traidor.
No me gustan los horarios. Ni las imposiciones, me gusta dormir cuando tengo sueño, ya sea de noche o de día. Y siempre mejor en compañía, rodeado por unos brazos que te den a la vez calor en las noches de invierno y sosiego y paz cuando te rondan malos sueños.
Que a veces me apeteció ir deprisa cada vez más y más deprisa, pero al final comprendí que así no me daba tiempo a disfrutar del paisaje y que lo mejor era pisar el freno para que me diera tiempo a ver por dónde iba y saborear ese momento. Reconozco que el paso de los años tiene mucho que ver con pisar el freno. Con el paso de los años me he vuelto muy selectivo y no pierdo el tiempo con lo que no me interesa...quizás me equivoque pero que se le va hacer…no quiero que se me niegue el derecho a equivocarme
Siempre aprendí más del esfuerzo que hice para alcanzar cualquier cosa, que el éxito que eso mismo me repercutió, para mi es más importante el espíritu del sacrificio que el éxito conseguido, por eso nunca estuve con los campeones, siempre mi admiración se la llevo el incansable luchador.
Me gusta mucho mas disfrutar de un amanecer que ver o pensar en el atardecer.
Quiero que la vida todavía me muestre más cosas, que me siga enseñando, que me equivoque, que me corrija después, y sobretodo que tenga paz y mi vida se llene de amor y que no me falte la amistad.
 José Manuel.