Encerrado entre las estrechas fronteras de la razón impuesta, y manipulada para que me dirija a un conformismo, mientras mi estómago este cebado y pueda satisfacer mis necesidades y deseos a golpe monetario, mientras esto sucede, sin darme cuenta de la opresión moral, social, religiosa, que se cierne sobre mí. Siento como en mi interior sigue abierto el abismo, cada vez más profundo y oscuro de la insatisfacción y el desasosiego, producidos por años y años de una cuidadosa castración a base de represión, restricciones y tabúes que han sido introducidos en cada uno de nosotros desde nuestra más tierna infancia, y que han ido poblando de miedos y monstruos, los oscuros recovecos de nuestros espíritus.
A veces estos monstruos o miedos salen liberados porque su carcelero (la razón)* esta distraída en otros asuntos. Entonces es cuando estos miedos salen de su escondite de nuestra mente. Y es necesario tratar de comprenderlos o al menos entenderlos, para que un hombre, no se convierta en esclavo de ellos. No tengas miedo entonces de enfrentarte a ellos, simplemente piensa por ti mismo, y actúa en consecuencia. Has de aprender a manejarlos y controlarlos, y para ello lo primero es saber de dónde vienen y por qué se han despertado y luego hay que atajarlos en consecuencia, pero eso es un lucha interna que sufrimos en combate intimo y secreto en el campo de batalla del espíritu interior y unipersonal, y que acabara o cederá cuando seamos capaces de mirarnos dentro de nosotros mismos y conocernos a nosotros mismos en todos los recovecos de nuestro ser.
*Entendiendo que “La razón “es la facultad en virtud de la cual sólo el ser humano es
capaz de identificar conceptos, cuestionarlos, hallar coherencia o contradicción entre ellos y así inducir o deducir otros distintos de los que ya conoce. Así, la razón humana, más que descubrir certezas es una capacidad de establecer o descartar nuevos conceptos concluyentes o conclusiones, en función de su coherencia con respecto de otros conceptos de partida.
José Manuel.
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