Al mirar mi viejo
colchón, este que todavía uso y en el
que confío mis sueños y mi merecido descanso, me vienen a la cabeza cientos de
buenas razones para no desprenderme de él.
En él se juntaron
nuestros sueños, la pasión, y el amor, en él noches de caricias desatadas, noches
de besos interminables, noches de amor, noches de abrazos y noches de agitada
pasión. Pasión descontrolada, pasión llena de amor, caricias que eran palabras,
palabras que eran de amor. Amor sin medida, amor y sólo amor.
También noches de
insomnio cuando venía una preocupación, y también algunas lágrimas unas veces
de alegría y otras de dolor, pero siempre sobre este viejo colchón.
José
Manuel.