Cuando las cosas empiezan a no irte bien, a no ser como tú quieres que sean. Cuando todo empieza a fallar. Cuando todo parece que te sale torcido. Cuando crees que estas cayendo porque nada es como debería de ser. Cuando te ves solo, cuando más necesitas de alguien a tu lado. Cuando no das con la solución. Cuando parece que todo es inútil. Cuando te sientes cayendo y cayendo. Cuando has creído perder la esperanza. Cuando ya no tienes a donde ir. Cuando ya no te queda nada.
Aunque no te lo creas lo mejor que te puede pasar es caer rápido, lo más rápido posible y tocar fondo, el fondo más al fondo posible. Porque esa será la señal, el límite de que ya no puedes ir más hacia abajo.
Entonces la única salida que te queda es ir hacia arriba, empezar a subir, cambiar la dirección.
Como dice una amiga, todo aquello que nos hace sufrir, las penalidades, las dificultades, las zancadillas, los errores, en fin todas las contrariedades que nos surjan en el camino y no logren matarnos, no hacen otra cosa que hacernos más fuertes cada día.
Nunca olvides que siempre hay una escalera que del infierno al cielo te puede llevar.
José Manuel.
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